Era tan solo un padre con verdaderas ganas de convertirse en lo que había anhelado toda su vida, siempre existían idas y vueltas, pero todos los días después de realizar sus tareas diarias y de volver del trabajo le dedicaba sus ultimas horas del día para convertirse en su verdadero "YO".
Su historia empezó en una ciudad de las afueras de París, no se sabe muy bien el nombre ya que cuando se le preguntaba trataba de no decirlo y así dejar atrás algunos recuerdos que no le hacían muy bien.
Muchos dicen que era de Loiret...solo él puede confirmarlo.
Su familia estaba constituida por un padre, el cual era comerciante y ganaba bastante bien como para que no notasen las faltas de cosas necesarias, como así también de otras que no lo eran tanto, su madre, una mujer dedicada a sus hijos, siempre atenta a todos los problemas de la familia y por supuesto…detallista hasta en lo más mínimo, por último su hermano, mas pequeño, inquieto y sumiso.
Concurrió a los colegios más caros (sus padres se esforzaban mucho), su adolescencia siempre llena de meses de verano en casas exuberantes donde pasaba toda la temporada de vacaciones, donde permitía que sus amigos se transformaran en miembros de la familia y sus familiares se radicaban allí los fines de semana para ser cobijados por la familia "Dorris" y así permanecer con ellos hasta el atardecer del domingo cuando se retiraban y volvían a sus vidas cotidianas.
Siempre que acababa el verano...cada uno agradecía por todo lo vivido y comenzaba nuevamente el año lectivo...
Luego de consumarse el festejo de la llegada de un año nuevo y pasadas las doce de la noche se enteró de una de las peores noticias de su vida.
Fue de manera alocada e imprevista...
Entró por error a la habitación de sus padres a buscar un abrigo, cuando de la nada cae sobre sus pies un sobre…
Lo agarró, lo dejó sobre el cajón y se retiró..
No resistió la intriga y volvió en busca del mismo...lo abrió.
Quedó perplejo frente a ese papel, había leído lo suficiente como para darse cuenta que una parte de su vida cambiaría para siempre…
..."El Sr. Dorris Paúl, padece de un tumor en el cerebro, debido a la expansión del mismo, solo queda informar que solo le restan 6 meses de vida"...
Solo sus rodillas al tocar el piso por su gran golpe sorpresivo se escucharon en ese momento...
Su padre moriría en poco tiempo y él lo sabía... pero no podía hacer nada al respecto...se sentía nadie en el mundo...
Pasados unos minutos, se levantó, trato de reponerse y volver con los suyos.
No podía dejar de pensar en lo leído, lo que haría sin su padre (su sombra...).
Pasados los meses y ya mucho más adulto por los motivos que lo comprometían con la enfermedad de su padre, tuvo varias recaídas...pero trataba de mostrarse entero frente a su madre y hermano.
El quería tener todo bajo control, bajo "su" control.
Con los años y ya sin su padre..., renació en él algo que no sabia que llevaba consigo...Su talento...
Descubrió de manera absurda que podía expresar sus impotencias y rencores a través de la pintura...
Le dedicaba cada día un poco mas de tiempo, pasaba noches enteras tratando de volcar en la tela blanca, dura y firme, todo lo que había pasado y lo que sentía sin la presencia de su padre.
Gran parte de sus años restantes se dedicó a pintar...
Llegaron tiempos difíciles, en los cuales tuvo que hacer a un lado los más preciado para él y ayudar a su familia.
Al no estar el Sr. Paúl con ellos, la familia empezó a desmoronarse, las peleas por dinero cada vez eran más seguidas y con lo que había quedado de ahorros no alcanzaría para mucho más.
Leinad (como lo solían llamar por un pintor de época) tuvo que empezar a trabajar para así solventar los gastos de la familia.
La Sra. Marielle dejó su casa para salir a trabajar. Fue ahí donde se encontró con un mundo más que desconocido para ella, nunca había salido de su casa gracias al Sr. Paúl.
Los "Dorris", habían pertenecido a las grandes familias de la ciudad y encontrarse en esta situación significó mucho para la Sra. Marielle
Leinad había conseguido trabajo en la herrería de Olivier, allí ayudaba con la limpieza; con los pocos pesos que sacaba apenas le alcanzaba para comprar la cena del día; fue ahí donde decidió trabajar en la posada "Le vin" del centro de la ciudad, en el horario de la noche así podría ir a la herrería de mañana.
Trabajaba duro y parejo, no tenía tiempo siquiera para poder encontrarse con sus amigos como lo hacía cada viernes para cenar.
Mantuvo este ritmo hasta mediado el mes de Agosto de 1939, donde contrajo una gran gripe, que lo llevó a estar en cama por un tiempo.
Las cosas parecían empeorar..., el pequeño Chistophe requería mucho cuidado, su madre trabajaba todo el día y él no podía verse en ese estado...llegó a pensar hasta en lo peor, pero las fuerzas le resurgían al ponerse en la piel de su padre y era ahí donde volvía a levantarse.
Fueron años largos y tediosos para los "Dorris", las cosas no parecían encarrilarse nunca, y hasta los mismos familiares se alejaron.
Ya no existían esos veranos interminables, ni tampoco ningún tipo de evento social al cual fuesen invitados.
Pasaron a ser unos "don nadie" en la cuidad, lo cual llevo a contraer un gran depresión a la Sra. Marielle, siempre destacada por su prolijidad, su buen gusto y finura, al tratarse de ella como también de todos los suyos; pero ésta vez... la depresión se adueño de su ser...
Al cumplir sus dieciocho años y llegar a la mayoría de edad Leinad, quiso retomar sus estudios, (ya las cosas iban apenas, un poco mejor), por esa razón, preparó su ingreso a la Universidad de Bellas Artes.
Estudió todo el invierno, dedicó sus horas de sueño para prepararse y poder llegar a su anhelo.
Cuando llegó el día de presentarse al examen, se levantó temprano, desayuno con su madre y marchó hacia la Universidad "Picardie".
Se hallaba nervioso pero mucho más ansioso por el resultado.
Al llegar a la Universidad se centró en el medio de sus dos puertas de entrada, donde observó por varios minutos los distintos tipos de cuadros que decoraban su hall, no podía creer lo que veía, todo era nuevo para él.
Caminó por los pasillos, miró una y otra vez cada cuadro, sus trazos, sus relieves, trababa de imaginar el momento que habían sido pintados y el estado emocional que cada pintor tenia al realizar tal belleza.
Llegando al aula que tenía indicaba para presentarse, fue llamado por "Monsieur Dufour", recibió las indicaciones necesarias, ingresó y comenzó con el examen.
Pasaron los minutos requeridos para la entrega y "le professeur" le indicó donde debían dejar sus exámenes y les pidió que se retirasen hasta la entrega del mismo.
Cada minuto parecía correr lentamente; Leinad no dejaba de pensar e imaginar el resultado.
Había dedicado mucho tiempo para poder presentarse, y verse ahí, lo emocionaba hasta llegar a las lagrimas.
Se escuchó el crujido de la puerta del aula, la sombra de "Monsieur Dufour" se asomó y con una expresión en su rostro trasmitió a los alumnos la orden de ingresar a la misma.
El resultado no fue el esperado, todo lo que había podido imaginar hasta ese momento se derrumbó, sus sueños, expectativas y ganas de comenzar nuevamente ya no existían.
Tomó el primer autobús que lo llevaría hasta su ciudad y marcho…
Su cara reflejaba todo lo que le había sucedido desde la muerte de su padre hasta el día de hoy..; no encontraba consuelo, se sentía un aledado frente a todo lo que se proponía.
Pasaron los meses y la noticia que le había dado "Monsieur Dufour", giraba una y otra vez en su cabeza y no podía alivianar su dolor.
Se propuso comenzar con una "nueva vida" (como decidió llamarla), se alistó en el ejército francés, pero siempre cargando con él, el temor que significaba dejar a su madre y hermano en su ciudad natal y casi a la deriva.
La noche anterior antes de partir para el sur de Francia donde realizaría el servicio militar, tuvo una gran conversación con su madre en donde ella fue quien lo ayudo a ser convincente consigo mismo y lo convenció para tomar tal decisión, quiso que Leinad se fuera seguro y sin miedo alguno.
La Sra. Marielle trató en todo momento que la viese íntegra, reluciente (como solía ser), preparó su plato preferido y lo alentó hasta último momento.
Con un beso en la mejilla su madre ahuyentó todos lo fantasmas que existían en su mente y el sinsabor de esa situación se convirtió en una buena velada, que hacía tiempo no vivían.
Esa noche trato de olvidar mucho del pasado, fue hacia la habitación de Chistophe y se acobijo junto a él, como hacía tiempo no sucedía.
Desde que eran pequeño que la relación con su hermano se había distanciado y la causa no era más que por trabajo o simplemente que los tiempos no eran iguales para ambos.
Llegada las siete de la mañana y sin haber podido siquiera pegar un ojo en toda la noche, sonó el viejo despertador del Sr. Paúl en el cuarto de su madre, corrió por el pasillo que lo comunicaba al toilette, se aseó y fue hasta la cocina donde se hallaba su madre y Chistophe esperando para desayunar.
La despedida fue presurosa, no quería que se notasen sus ganas de llorar; pero la Sra. Marielle no pudo sostener consigo la angustia que significaría la ausencia de Leinad y brotó en llanto.
Con todo el dolor al dejar a su madre tomó coraje y salió hacia la parada del autobús que lo llevaría hasta su última meta.
Pasados los primeros seis meses y llevando su uniforme característico, Leinad no era uno más del montón, había conseguido sobresalir por sobre sus compañeros gracias a su buena conducta, responsabilidad e inteligencia y le había sido otorgado el mando de uno de los sectores.
Ya no era quien solía ser, se caracterizaba por demostrar su habilidad de callar, pero siempre obedeciendo y acatando las ordenes de sus superiores.
Siempre que podía enviaba noticias a su madre, se tomaba los últimos minutos del día y en su fría habitación que había conseguido luego de ascender, era donde podía encontrarse con él mismo y plasmar en un papel lo que verdaderamente sentía al estar ahí, rodeado de desconocidos y haciéndose pasar por alguien que realmente no era.
Cada noche miraba la luna e imaginaba a su padre, en el viejo sillón situado en la punta del living meciéndose hasta quedar dormido, no podía descansar hasta no pensar en lo que lo extrañaba y siempre terminaba preguntándose en como habían cambiado tanto las cosas desde su partida...
Al despertar solo agradecía poder levantarse cada día y pedir por la salud de su madre.
Todas las mañanas su rutina era la misma, pero un día cambió y fue para siempre...
Fue citado por el "Sub-comandante Bellmer" a presentarse frente a una junta de superiores. Allí le comunicaron que sería trasladado junto a otros militares para convertirse en soldado activo y así marchar hacia la guerra que había estallado y se encontraba en plena erupción.
Sus ojos borrosos por las lágrimas no podían distinguir las letras que había sobre la petición a firmar, apenas podía sostener el bolígrafo y sin detenerse a pensar en lo que estaba haciendo, dejó correr la tinta y trato de poner su mente en blanco aunque sea por ese instante.
Su vida cambiaría en su totalidad, y esta vez no habría marcha atrás.
A la semana siguiente partiría junto a otros soldados para cumplir con sus objetivos marcados.
La sensación era de angustia mezclada con incertidumbre y temor; se encontraría con algo nunca pensado en él y la confusión era inmensa.
Solo una imagen se reflejo en la vieja pared de su habitación la noche anterior a partir, y precisamente fue la de su padre, siempre tan apuesto, varonil, aguerrido...
Dio un salto y fue en ese segundo donde juró que haría todo lo posible para acatar todas las órdenes y no dejarse llevar por sus instintos.
Las horas pasaron y el viaje hacia lo incierto comenzó...
Continuará...
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