Indeterminado



Desde su altillo situado en la habitacion mas alta...
tomó su brocha y comenzó a retratar a esa persona...
Percibió que podía trazarla con gestos de dulce dolor en cada trazo...
Uno. Otro. Otro.
Dejaba reposar en cada pincelada para apartar su imaginación y así poder acariciar de manera calculada los recobecos del cuerpo ya volcado en el lienzo.
Dudó en dibujar los brazos por el riesgo del alcance.
El retrato sólo podía tocarse con la mirada…
y en el brillo de unos ojos empapados por las lagrimas...
aún se deja entrever la necesidad del abrazo.

1 comentario :

Anónimo dijo...

INCREIBLE!!!!, ASI DE SIMPLE!